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      Ricardo Capelli, amigo de Mugica: “Me siguieron amenazando hasta 1990”

      • Fue amigo personal del sacerdote asesinado a balazos el 11 de mayo de 1974 en Mataderos.
      • También le dispararon a él, que logró sobrevivir.
      • Y en esta entrevista y en su libro, identifica a los tiradores que terminaron con la vida del cura.

      Ricardo Capelli, amigo de Mugica: "Me siguieron amenazando hasta 1990"Ricardo Capelli, autor de Antes y después del asesinato de mi amigo el padre Mugica. Foto: gentileza Ricardo Capelli.

      Cuatro personas iban a ir desde Mataderos hasta la Villa 31 de Retiro, el 11 de mayo de 1974, para comer un asado a la noche de ese sábado otoñal. Una de ellas era Carlos Mugica. De los otros tres, solo uno vive: Ricardo Capelli. A punto de lanzar su libro Antes y después del asesinato de mi amigo el padre Mugica, habló telefónicamente con Clarín Cultura.

      –Cuando usted lo conoce al padre Carlos, era la etapa antiperonista de él…

      –Los dos fuimos a festejar la caída de Perón. Yo lo acompañaba a Carlos a la parroquia Santa Rosa y a los conventillos de la zona. Había uno en la calle Catamarca y ya después del golpe de septiembre de 1955, una vez fuimos y vimos en una pared del conventillo, iluminada por una lámpara mortecina, escrito con tiza: “Sin Perón no hay patria ni Dios. Abajo los cuervos”. Después nos fuimos a tomar un café con Carlos y me dijo: “Estamos equivocados ellos o nosotros”.

      –¿Por qué Mugica se había distanciado de Montoneros?

      –Ya venía distanciándose, Carlos no participaba de Montoneros, pero tenía contactos con muchos de ellos. Carlos entendía que Montoneros tenía como consigna “luche y vuelve”, y Perón ya estaba en la Argentina. Dicen que Carlos dijo: “Es hora de empuñar el arado, no los fusiles”. Lo que más explotó en Carlos fue el asesinato de Rucci. Igualmente ya venía enfrentado con López Rega. Perón le había ofrecido a Carlos la primera candidatura a diputado, luego que fuera ministro de Bienestar Social… para dejarlo conforme lo dejaron como “asesor de villas” en ese Ministerio, al que íbamos Carmen Artero y yo. No conseguíamos nada. Eso duró tres meses. En ese tiempo me hice muy amigo de Jorge Conti, que era el jefe de prensa de López Rega, yo iba a su oficina. Ahí pasaba mucha gente armada, que yo suponía que solo eran los custodios de López Rega: (Juan Ramón) Morales, (Miguel) Rovira, (Rodolfo) Almirón y Salvador Paino”.

      Padre Carlos MugicaPadre Carlos Mugica

      –Ahora vayamos al 11 de mayo de 1974, en la parroquia San Francisco Solano…

      –El 11 de mayo fui con Carmen Artero a la parroquia, ella era muy “cristianiuchi”, así que estaba en misa, yo me quedé afuera, después íbamos a ir a un asado en la villa. En un momento entro a la iglesia y al fondo había dos personas sentadas, una me miró, era Almirón. No sabía qué hacían ahí. Yo pensaba que solo eran la custodia de López Rega. Terminada la misa, lo fuimos a buscar adentro a Carlos. Salimos, había gente esperándolo, viejos, mujeres… me fui hacia mi Fiat 600 y al ratito escucho: “Padre Carlos”, pasan 20 segundos y se escucha un alarido terrible: “Hijo de putaaa”, por parte de Carlos, y una balacera. En ese momento me tiraron desde otro lado, la bala fue como un puñetazo, me pegó en el hombro y caí de costado, mirando hacia atrás, y a alrededor de diez metros veo a Almirón con una ametralladora, envuelta en nylon porque llovía, y a Carlos que se iba deslizando sobre la pared, hasta quedar sentado. Eso habrá durado diez segundos. Después escuché un coche que salió arando. Un vecino, Néstor Giménez, se acercó, trajo su Citroen 2CV, subieron Carmen y el cura Jorge Vernazza, con Carlos con la cabeza apoyada sobre las piernas de Carmen. Ya se iban, vieron un bulto, que era yo, y me metieron en el asiento de adelante.

      –¿Decía algo Mugica?

      –Se sentían sus quejidos. Ya en el Hospital Salaberry, oigo que con voz muy suave me dice: “Fuerza, Ricardo, que salimos”. Cuando llega el cirujano, Carlos le dice: “Primero hay que salvarlo a Ricardo”. Eso es dar la vida por el otro. En el Salaberry me estaban dejando morir, por eso me trasladaron en un operativo al Hospital Rawson donde me hicieron 14 operaciones en dos días. En el Rawson les dije a algunos amigos quién había sido el asesino.

      –Ya bajo la dictadura, sufrió una desaparición forzosa…

      En 1978 me desaparecieron y me torturaron. Me tuvieron en Coordinación Federal, luego en la Sastrería Militar, en Dorrego, frente al Campo Argentino de Polo. Me preguntaban el nombre de guerra de Artero. Después de 1974 ella había entrado en Montoneros.

      Antes y después del asesinato de mi amigo el padre Mugica, de Ricardo Capelli.Antes y después del asesinato de mi amigo el padre Mugica, de Ricardo Capelli.

      –¿Cuándo y qué declaró en la Justicia?

      – “Vos no viste un carajo”, me dijeron mis compañeros en el Rawson. Así que vino a verme un juez y le dije: “Yo no vi nada”. Ya en 2006 declaré todo en la causa que primero tuvo Servini de Cubría y luego Oyarbide. A Carlos lo mataron y le tiraron el cadáver a Montoneros. Yo no esperé a 2006 para decir esto. Yo lo iba contando entre amigos desde antes. Quiero aclarar que a mí me siguieron amenazando hasta 1990. Me llamaban por teléfono de madrugada, y me decían: “Ricardo Capelli, vas a morir”. Algunas personas dicen que Montoneros había amenazado de muerte a Mugica… Ya en el velatorio, Montoneros fue a buscar al padre Alberto Carbone, y lo llevaron a encontrarse con el “Pepe” Firmenich, que rechazó terminantemente que lo hubiesen matado ellos a Carlos. “Podíamos tener diferencias pero jamás se nos hubiese ocurrido matarlo”, dijo Carbone que dijo Firmenich. Montoneros había mandado una corona al velatorio y la gente de la villa la quemó. Luego, cuando volvió Carbone las cosas se calmaron.

      El libro Antes y después del asesinato de mi amigo el padre Mugica, de Ricardo Capelli se consigue en el stand de Grupo Editorial Sur en la Feria del Libro.


      Sobre la firma

      Alejandro Cánepa

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