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      Escritores, editores e influencers hacen un balance de la Feria del Libro

      • Tristeza y desazón es la constante entre los entrevistados, que vivieron una edición de la Feria distinta.
      • Los editores señalan un derrumbe de ventas del 25 al 30 por ciento.
      • Y todos señalan que la gente apoyó y fue, aunque no pudiera comprarse ni un solo libro.

      Escritores, editores e influencers hacen un balance de la Feria del LibroFeria del Libro. Foto: Martín Bonetto.

      Fue difícil. En eso coinciden todos, autores, editores, influencers y visitantes. No había plata y se notó, aunque los números oficiales estarán en los próximos días. Ocho protagonistas de la 48º Feria Internacional del Libro de Buenos Aires compartieron con Clarín Cultura su experiencia este año, con la singularidad que el panorama político le impuso tanto a esta muestra, la más convocante del país en materia cultural, tanto como al ámbito de la creación y las artes en general.

      La escritora argentina Clara Obligado presenta su libro Tres maneras de decir adiós junto a Juan Casamayor en el Instituto Cervantes Madrid 6 marzo 2024. Foto: Cézaro Luca.La escritora argentina Clara Obligado presenta su libro Tres maneras de decir adiós junto a Juan Casamayor en el Instituto Cervantes Madrid 6 marzo 2024. Foto: Cézaro Luca.

      Asistir a la Feria es realmente excepcional para la escritora Clara Obligado, que reside en España desde mediados de los años 70, cuando se vio obligada a marcharse al exilio. Pero este año fue la excepción. “No he visitado demasiadas veces a la Feria del Libro de Buenos Aires porque empezó cuando yo ya me había ido de la Argentina y siempre que voy para mí es un gusto. Primero, porque es mi país y, segundo, porque tiene un nivel de entusiasmo y de actividades que yo no encuentro en España, por ejemplo, que es una feria mucho más comercial”, comparó.

      Obligado hizo una carrera notable del otro lado del Atlántico, tanto con la publicación de sus libros como en su rol de tallerista. Durante mayo, estuvo aquí para presentar Tres maneras de decir adiós (Páginas de espuma). “Este año consideré que era importante ir. Hice un esfuerzo porque estaba en Colombia y bajé hasta Buenos Aires porque me pareció que era un año donde los de la cultura teníamos que apoyar una feria que está bastante atacada, en la que ni siquiera han puesto nada de dinero desde el gobierno del país”.

      La autora del ensayo Una casa lejos de casa. La escritura extranjera y la novela La hija de Marx se llevó una impresión agridulce: “Vi una feria un poco más triste, con más dificultades para comprar –evidentemente hay muy poco dinero–, pero con el entusiasmo de siempre. Si hay algo que me atrae de la Argentina es esa pasión que ponen en la cultura y lo importante que es eso cuando la miramos desde afuera. Siempre me admira cómo los argentinos son capaces, en estos momentos tan difíciles para la cultura, de seguir produciendo y seguir contestando de una manera siempre muy creativa”, cerró desde España.

      Desazón

      El poeta, narrador y abogado Miguel Gaya también visitó la Feria en varias ocasiones. “La principal sensación que me dejó es de desazón, desazón no por la situación de la feria, sino porque tuvimos que salir a discutir su propia existencia ante las críticas y los embates de un gobierno que persigue a la cultura en lugar de estar acompañando a los escritores y a la industria del libro”, explicó.

      Miguel Gaya presentó su novela ganadora del Premio Clarín en la edición de la Feria de 2023. Foto Rolando Andrade Stracuzzi.Miguel Gaya presentó su novela ganadora del Premio Clarín en la edición de la Feria de 2023. Foto Rolando Andrade Stracuzzi.

      Al autor que ganó el Premio Clarín Novela en 2022, consideró que la feria podría tener otros objetivos: “La posibilidad de hacernos conocer mejor, de salir al mundo, de ver cómo impactan en nuestra tarea la tecnología y la inteligencia artificial. Todo esto podría ser una agenda constructiva, productiva, con vistas hacia adelante, pero estamos en un punto de discusión que enfoca en ver si un stand cuesta tal o cual dinero o si ponen o no ponen plata. Es un debate horrible”, consideró.

      Gaya participó del maratón de lectura en homenaje a Julio Cortázar, de varias presentaciones y del Festival de Poesía, que “fue excelente, con un nivel internacional al igual que el Diálogo de escritores latinoamericanos, al que vino gente de primerísimo nivel. Creo que las ventas cayeron, especialmente para las pequeñas y medianas editoriales, que han sido las más castigadas también. Y que el público fue fiel, aunque no tiene plata como para comprar ningún libro fue de visita”, evaluó. Y concluyó con el deseo de que se “modifiquen las políticas, no solo económicas, sino culturales también”.

      Angustia y preocupación

      La escritora, poeta e investigadora María Rosa Lojo pasó varias veces por la Feria. “A pesar del clima crítico de angustia y preocupación que domina en todo el sector cultural, y que se manifestó en los discursos de apertura, la Feria siguió y sigue adelante, con toda clase de propuestas creativas, tantas, que podemos participar solo en algunas”, compartió.

      Ella misma formó parte de presentaciones de libros (uno de Alejandro Roemmers, otro del escritor paraguayo Sebastián Ocampos, que ganó el segundo premio del concurso de cuento inédito de la Feria en 2023, del que Lojo fue jurado) y de una experencia distinta: “Acompañé a la poeta china Zhao Si, que visitó la Argentina con motivo de la publicación, por la editorial Mil Gotas, de su primera antología en español; colaboré en ella como traductora, desde el inglés, de algunos de los poemas”, explicó.

      Además, la autora de Finisterre y La pasión de los nómades puso en valor la presencia de autores de pueblos originarios: “Seguí en clima poético, pero como espectadora de un evento que hará historia: “La palabra indígena, diálogo con escritoras y escritores originarios”; asistí a dos mesas, una fue una entrevista pública de Fabián Martínez Siccardi a la poeta mapuche argentina Liliana Ancalao. Y la otra, un panel donde participaron especialistas de poesía en lenguas originarias, provenientes de nuestro país, de Paraguay y de Canadá. Es el primero de este tipo que se hace en la Feria y creo, por el entusiasmo despertado, que llegó para quedarse”.

      Y por último, ella misma fue celebrada, también en la Feria: el viernes le entregaron la Declaración de Interés para la Comunicación y la Cultura a su libro Lo que hicieron ahí (2023), en una ceremonia en la que estuvo acompañada por amigos, lectores y escritores. “Todos reunidos en la fiesta de los libros. Es lo más lindo que te puede pasar”, concluyó.

      Caída del 25 al 30 por ciento

      Constanza Brunet, directora editorial de Marea, hizo el esfuerzo de pagar un stand para su empresa. “Fue una feria muy atípica, aunque bastante acorde al momento que estamos viviendo en lo político, social, económico. Nuestro público de la feria, mucha parte de él vinculado a la cultura, a las universidades, a la docencia, están muy golpeados económicamente. Esto se refleja sin duda tanto en las ventas, que sufrieron una baja de alrededor del 25% al 30%”, consideró.

      A esa caída, Brunet agregó que “la compra de las bibliotecas populares también sufrió una baja, en nuestro caso prácticamente a la mitad de los libros que vendíamos habitualmente porque pasaron de recibir dinero para un promedio de cien libros que este año les alcanzó para 50. Esto se reflejó también muchísimo en las ventas de los editores”, estimó.

      Marea fue una de las editoriales que adhirió al paro general del jueves pasado cerrando el stand “para respetar la decisión de los trabajadores, y también porque acordamos con los motivos del paro, para repudiar todo el ataque que viene sufriendo la cultura en particular y la sociedad en general”, explicó.

      Además de editora, Brunet es politóloga y en 2010 la Cámara Argentina de Papelerías, Librerías y Afines y la Fundación El Libro la eligieron como Editora del Año por las colecciones de Marea Editorial. “Si bien hubo una merma del público –agregó–, sí destacó la presencia y el entusiasmo de buena parte de la gente en asistir a eventos culturales de manera presencial. Creo que es un espacio reparador para mucha gente en medio de esta situación de angustia social y eso se ha visto reflejado. En ese sentido estamos contentos con haber participado”.

      María Fernanda Maquieira es directora Editorial del sello Loqueleo Argentina y una notable escritora, y para ella el balance de la Feria del Libro este año tiene dos conclusiones. “Por un lado, la hemos visto menos concurrida, particularmente los primeros días –dijo–. Y esto se ha reflejado en las ventas, que han caído respecto del año pasado, producto del contexto económico general que afecta al consumo de libros”.

      La editora notó un repunte hacia el final de la muestra: “Tuvimos jornadas de mucho público como en otras épocas”, señaló. Además de esto, puso el ojo en otro aspecto igualmente valioso: “Por otra parte, la feria es un espacio importantísimo para el mundo editorial: los encuentros entre autores y lectores, las presentaciones de novedades, las conversaciones con colegas, las visitas de grupos escolares, de bibliotecarios y docentes son muy esperados todos los años. Quienes nos dedicamos a los libros para niños y niñas, consideramos fundamental que las escuelas y familias vayan a la feria, también que visiten librerías, lean juntos, cuenten historias, como parte de la construcción del hábito lector desde la primera infancia”.

      María Fernanda Maquieira es, además de escritora, una gran editora de literatura infantil y juvenil.María Fernanda Maquieira es, además de escritora, una gran editora de literatura infantil y juvenil.

      Por todo eso, Maquieira cerró con una impresión que es compartida: “La feria del libro es nuestra casa, donde nos vemos, nos reconocemos y nos abrazamos en torno a los libros”.

      No es una isla

      Cuando analiza la situación, Juan Manuel Pampín mira el panorama desde dos aspectos: como editor de Corregidor, la emblemática editorial fundada por su padre, el inolvidable Manuel Pampín, y como presidente de la Cámara Argentina del Libro. “La Feria no es una isla. Hoy la calle es desánimo, la calle está desangelada, la calle está con miedo y la clase media, que es aquella a la que apunta el corazón de la feria, también está con miedo de gastar plata porque no sabe cuándo la va a reponer”, explicó.

      En su rol institucional, Pampín hizo una lectura sectorial: “Lamentablemente, creo que el común de los editores va a coincidir con esto: las ventas fueron en baja y vienen así reflejando lo que es el mercado de las librerías, que están rondando el 38% de caída con respecto de años anteriores”, estimó.

      El titular de la CAL recordó los datos del reciente informe del sector que señala que las pymes editoriales están publicando gran cantidad de novedades, pero en cantidades muy pequeñas: “Las tiradas promedio están en 700 ejemplares. ¿Eso qué implica? Que básicamente no se puede cubrir la totalidad de las librerías del país”, explicó.

      Con todo, Pampín aportó una cuota de optimismo (o coraje): “Más allá de este panorama realmente sombrío y hostil, somos pymes, resistimos una dictadura, somos resilientes y acá estamos, esperamos poder seguir trabajando, poder seguir estando al lado de la gente, publicando nuestros mejores libros. Y nos negamos enfáticamente a resignarnos a lo que las fuerzas del mercado digan. Nos entendemos como industrias culturales, como formadores de opinión y como aquellos que realmente pretendemos dar un salto y poder formar efectivamente lectores críticos”, concluyó.

      Las periodistas y escritoras Verónica Abdala y Natalia Zito tuvieron este año la tarea de organizar actividades relevantes para la Feria del Libro. La primera, estuvo a cargo del Díálogo de Escritoras y Escritores de Argentina. Y la segunda, dio forma –junto a Gabriela Saidón– del Debate de cierre.

      “Los encuentros a sala llena del Diálogo de Escritoras y Escritores de Argentina –incluyendo la apertura con Leila Guerriero, con casi 300 personas en el público y otras cientas siguiendo la conversación por streaming– revelaron, precisamente, que el diálogo convoca, que la literatura, la poesía, la diversidad y la escucha, al menos por unos días, nos unieron más allá de los gritos, la violencia y el pensamiento binario, en la certeza de que puede haber acuerdos y desacuerdos dentro de conversaciones en las que intentamos entendernos y nos interesan, más allá de las diferencias”, consideró Abdala.

      Natalia Zito. TélamNatalia Zito. Télam

      La periodista cultural, autora además de Susan Sontag y el oficio de pensar, agregó que “la literatura, representada en la imagen de una biblioteca de Babel infinita, es, en sí misma, una lección de pluralidad, y creo que eso fue lo que vivimos y disfrutamos esos tres días, y en esta 48º edición de la Feria del libro".

      Por su parte, Zito consideró, tras el debate, que ese intercamio fue “muy interesante”. Para la autora y psicóloga esta edición de la Feria fue “escenario de la batalla cultural, de disputas, de discusiones. Y me pone sumamente contenta que este año, por primera vez, la feria tuvo un cierre, que es un debate, en donde pudimos intercambiar con respeto, escuchando las opiniones del otro, en donde se puso en tela de juicio qué es esto de la batalla cultural”.

      La escritora recordó que hubo quienes dijeron que era mejor no usar la palabra batalla y otros a los que les pareció adecuada: “Pero, sobre todo, nos animamos a discutir, a pensar posiciones diferentes, a conformar una mesa interdisciplinaria, donde también tuvo la voz un economista que pudo hablar desde otra perspectiva. Pudimos salir de la endogamia y pensar las cosas desde otro lugar”.

      Convocatoria

      Por último, Luciana Gallo, bookfluencer con casi 55 mil seguidores en sus cuentas de Instagram y TikTok, valoró la posibilidad de desplegar por la Feria una caminata poética bautizada Contrabando de Poemas (como una sección de sus redes) y de cubrir distintas actividades como las presentaciones de El feminismo, de María Elena Walsh, El niño resentido, de César González y charlas con Claudia Piñeiro y Eduardo Sacheri.

      “En todas las charlas hubo mucha convocatoria. La de Claudia Piñeiro particularmente, porque ella es una rockstar y fue un montón de gente”, recordó. Para ella, “la cantidad de gente fue muy similar que años anteriores. Lo que pasa es que quizás por el precio de los libros, esa misma gente compró menos”.

      Para Lule Gallo, la Feria “fue un lugar de encuentro para salvaguardarse en los libros y hablar de otras cosas que no sean la realidad más cotidiana o las noticias”, notó y también señaló la repercusión ampliada en los medios a partir del cruce con el presidente Javier Milei, que reclamó espacio para presentar su libro y luego se arrepintió.

      Para Lule Gallo, la Feria es “una puerta para encontrarse con otras personas, que no forman parte necesariamente de la industria del libro”.


      Sobre la firma

      Débora Campos
      Débora Campos

      Editora de la sección Cultura decampos@clarin.com

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