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      Ante un proceso de ajuste de precios relativos, con la inflación cediendo

      La inflación núcleo se desacelera por una diversidad de factores, entre ellos la contracción económica y su impacto sobre salarios y márgenes, y especialmente la evolución del mercado de cambios.

      Ante un proceso de ajuste de precios relativos, con la inflación cediendoMariano Vior

      La inflación se define como el incremento sostenido en el nivel general de precios. Este fenómeno es el mecanismo de ajuste de un exceso de oferta en el mercado del activo que es utilizado como unidad de cuenta en la economía.

      Generalmente se afirma que la inflación es un fenómeno monetario, pero esto es cierto sólo en el caso de que la unidad de cuenta sea la moneda del país en cuestión; si la unidad de cuenta utilizada fuese otro bien, la inflación sería el modo de ajuste de un exceso de oferta en ese mercado.

      Un ejemplo debiera servir para entenderlo. Si un país es productor de un bien, digamos azúcar, y produce más de ese bien que el demandado por el mercado, su precio debería caer.

      Ahora bien, si las transacciones económicas en esa economía se midieran en términos de kilos de azúcar, en la medida que el azúcar se vuelve un bien abundante para el común de los participantes del mercado, todos demandarían una mayor cantidad de azúcar a cambio de la entrega del bien que ellos comercian. De esta manera, sin la existencia de dinero ni banco central esta economía registraría inflación medida en cantidades de azúcar.

      Si bien no caben dudas de que, si un país utiliza su moneda nacional como unidad de cuenta, la inflación será un fenómeno monetario en el mediano plazo, en el corto plazo puede haber otros factores determinantes de la misma.

      Un nuevo ejemplo debiera servir para ilustrar esto: si se decide ajustar la tarifa del gas, esto no solo afectará al nivel general de precios en forma directa sino también en forma indirecta por su impacto en otros precios, con independencia -en el corto plazo- de lo que ocurra con la cantidad de dinero.

      Sin desequilibrios en el mercado monetario, la asignación de una mayor porción del ingreso al pago del gas y de los bienes cuyos precios se vieron afectados por esta suba, bajará la demanda de otros bienes y, en el mediano plazo, reducirán sus precios.

      A la hora de estimar la inflación de corto plazo se debe evaluar qué ocurrirá con el precio de los bienes exportables e importables, las tarifas de los servicios públicos, y el precio de los bienes no comercializables internacionalmente, siendo estas las sub-canastas que componen el índice de precios.

      Los precios de bienes exportables e importables dependen de los precios internacionales en dólares, del tipo de cambio oficial, el financiero y la brecha cambiaria, además de las variaciones que pudiera haber en las políticas arancelarias y de retenciones.

      Los servicios públicos están determinados por las decisiones discrecionales de ajuste de tarifas, lo que ocurra con los precios internacionales energéticos, y los salarios. Por otra parte, los bienes no transables son función fundamentalmente de lo que ocurra con salarios y márgenes. Este análisis sirve para comprender lo que pasó con la inflación desde el mes de diciembre y cuál es la expectativa.

      El inicial ajuste del tipo de cambio oficial, la posterior depreciación de los tipos de cambios financieros -más allá de la baja en la brecha cambiaria- y la suba del impuesto PAIS tuvieron un fuerte impacto inicial sobre los precios de los bienes comercializables internacionalmente.

      Al mismo tiempo, el ajuste inicial de tarifas y otros precios como combustibles hicieron lo propio con los bienes regulados y no transables, provocando un fuerte salto inicial en la inflación del mes de diciembre pasado (25,5%), que se reflejó en las 3 grandes categorías dentro del IPC: el índice núcleo aumentó 28,3%, los precios regulados 20,7%, e incluso los estacionales subieron 16,1%.

      Ahora bien, en los meses siguientes la inflación se mantuvo elevada, pero claramente descendiendo. Este proceso se dio además con una particularidad; los precios regulados registraron incrementos muy superiores a los observados en la inflación núcleo: en enero aumentaron 26,6% contra el 20,2% del índice núcleo, en febrero fue 21,1% contra 12,3%, y en marzo 18,1% contra 9,4%.

      El dato publicado este martes no hizo más que corroborar la tendencia; detrás del 8,8% que registró el índice general, volviendo así al terreno de un dígito, el índice núcleo continuó descendiendo hasta el 6,3%, mientras que los regulados avanzaron un 18,4%.

      Mientras que los precios de los productos regulados -combustibles para la vivienda, electricidad, agua y servicios sanitarios, sistemas de salud, transporte público, entre otros- registran importantes subas buscando la necesaria recomposición de sus precios relativos, la inflación núcleo se desacelera por una diversidad de factores, destacándose la contracción económica y su impacto sobre salarios y márgenes, y especialmente la evolución del mercado de cambios.

      La baja depreciación oficial, la inicial apreciación de los tipos de cambio financieros y luego su estabilización, llevaron a una fuerte reducción en las expectativas de tipo de cambio para diciembre de este año, que pasaron de casi los $2.000 por dólar en enero, a los menos de $1.200 por dólar en la actualidad.

      Entonces, en la medida que se mantenga el ritmo de depreciación del peso al 2% mensual, la política fiscal y monetaria continúen garantizando la inexistencia de pesos excedentes, y salarios y márgenes vayan al ritmo de una inflación que desacelera, el devenir de la inflación de los próximos meses estará determinado fundamentalmente por la velocidad y profundidad del ajuste de tarifas que disponga el gobierno.

      De mantenerse este programa, podríamos llegar a fin de año con una importante corrección de precios relativos y una inflación convergiendo al ritmo de depreciación del peso. Esto, a su vez, generaría un interrogante respecto de si no sería necesario desacelerar el actual ritmo del crawling peg, para permitir que la inflación pueda romper el piso de 2% mensual.

      Fernando Marengo es economista. Economista Jefe, BlackToro Global Investments.


      Sobre la firma

      Fernando R. Marengo
      Fernando R. Marengo

      Economista

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