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      Gran Bretaña: Carlos III, el rey que “nació” débil

      Gran Bretaña: Carlos III, el rey que "nació" débilUn joven rey Carlos III, durante su coronación como príncipe de Gales en 1969. Foto: AP /archivo

      Llegó al trono en medio de disputas familiares y rencores. El mayor desafío es cambiar su estilo de vida, excéntrico y lujoso. Ahora, tras detectarle un cáncer, estará alejado de la función.

      Coronación de Carlos III, EN VIVO: horario, invitados y todo lo que tenés que saber de la ceremonia del Rey de Inglaterra, minuto a minuto

      Después de 74 años de espera, Carlos III es rey desde el 8 de septiembre de 2022 y fue coronado el 6 de mayo de 2023 en la abadía de Westminster. Un rey anciano y débil, que ha reemplazado a su nonagenaria y estoica madre y soberana por una monarquía “Slim” escandalosamente, con serios problemas familiares y Camilla, una reina que no estaba prevista como tal, cuando Isabel II la nominó reina consorte.

      Su mayor desafío es cambiar su estilo de vida porque el misterio de la Casa de Windsor se ha evanecido al ritmo de sus escándalos en su espera al trono. Su vida es tan conocida y rechazada como la de una celebridad.

      No hubo entusiasmo por este acto en la abadía de Westminster, símbolo de la monarquía, que en la coronación de Isabel II unió al país, en una ceremonia esplendorosa.

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      Rodeado de polémicas y tensiones, así fue el camino de Carlos hasta el trono.

      Lujo y donaciones millonarias


      El legado de Carlos de causas nobles, buenas intenciones y organizaciones de caridad ha sido manchado por su adicción desmesurada al lujo, su obsesión con recolectar dinero entre los ricos autócratas del Golfo Pérsico para su beneficencia y sus palacios, su desmanejo financiero, su deslealtad a los más fieles empleados que lo apoyaron en sus peores días y las tórridas relaciones familiares.

      Desde sus padres, Isabel II y Felipe de Edimburgo, a su ex esposa, la princesa Diana, la reina frustrada, William y Harry, sus hijos, a sus hermanos, Andrés, Anne y Edward, el rey representa el ejemplo de una disfuncionalidad afectiva, que ya ha comenzado a marcar su reino.

      “Rent a royal” (Alquile un royal) era la frase que utilizaba despectivamente su padre, Felipe, el duque de Edimburgo, para despreciar el modelo que había elegido su hijo para el financiamiento de sus proyectos: desde el Prince Trust a su nueva casa en Escocia. Iba a una fiesta o daba una comida a cambio de un millón de libras de donaciones de los privilegiados invitados.

      Tensiones en la familia


      Una familia disfuncional. Carlos no sentía la menor simpatía por su padre, el príncipe Felipe, que había crecido sin familia y se ocupaba de ellos cuando la reina trabajaba. Su madre era una soberana que obligaba a su familia a no mostrar las emociones. "Carlos es incurable", repetía a la princesa Diana.

      Con sus hermanos, hijos de Isabel II, el vínculo es difícil y distante. El príncipe Andrés, el hijo favorito de la reina, quiso ser Regente cuando Carlos se divorciaba de Diana y su popularidad caía. Creía que debía acompañar a William como heredero.

      Por eso la brutal venganza cuando fue Carlos quien exigió a su madre que prohibiera la entrada de su hermano a la Familia Trabajadora Real, en pleno escándalo Epstein. Hoy es un paria royal.

      El entonces príncipe Carlos y su padre, el príncipe Felipe, en junio de 1969 en el castillo de Sandringham. Foto: AFPEl entonces príncipe Carlos y su padre, el príncipe Felipe, en junio de 1969 en el castillo de Sandringham. Foto: AFP

      Edward estaba en pañales cuando el nuevo rey terminaba el secundario. Tenía una productora de televisión, Ardent. Aunque él no lo supiera, estaban produciendo un documental sobre la familia real y filmaban en St Andrew, la universidad donde estudiaba William.

      Carlos exigió a su madre que cerraran la productora de su hermano. Después, cuando murió su padre, no quería entregarle el título de Duque de Edimburgo, que el príncipe Felipe había dejado como herencia a Edward y Sophie, condes de Wessex y favoritos de la reina.

      Con Anne, la princesa Royal, la relación no es mejor. Ella salía con el brigadier Andrew Parker Bowles, casado con la actual reina, cuando Camilla era la amante de Carlos, su hermano, el nuevo rey. Detesta a la nueva reina, aunque deba hacer una reverencia ante ella y sea la más trabajadora y discreta de los royals.

      corona

      Salvar su imagen


      Rehabilitación. La palabra es sinónimo de Carlos. Con su madre en el trono y sin la menor posibilidad de abdicar, la espera se convirtió en un estilo de vida con serios tropiezos para el futuro rey.

      Encontrar una misión. Comenzó desde que decidió casarse con la joven Diana Spencer y, simultáneamente, engañarla con su amante de toda la vida, Camilla Parker Bowles, que también ha sido coronada reina como él.

      El divorcio primero y la muerte después de la frustrada reina británica lo sumergió en el descrédito y la impopularidad en el reino. Debió contratar un ejército de relacionadores públicos y especialistas para salvar su reputación y no ser destronado por William, su propio hijo, como hubiesen deseado sus súbditos.

      La impopularidad de Carlos y Camilla es personal.

      sucesion

      El 54 por ciento de los británicos siguen apoyando la monarquía, según los sondeos. Pero si esa aprobación llega solo al 50 por ciento, en medio de la partida de su hijo Harry y su esposa mestiza norteamericana Meghan a California y sus acusaciones de racismo en el Palacio, el sistema entrará en peligro.

      Los fondos con que son pagados, la manutención de los palacios, el personal, y el ejército de mayordomos, valets, chefs y mucamos van a caer bajo la lupa del gobierno menos magnánimamente.

      Por primera vez, los republicanos han salido a la calle para impugnarlo. “No es mi rey”, dicen sus carteles en amarillo, en una serie de protestas que no se van a frenar con la coronación.

      Camilla Parker Bowles y lady Diana Spencer se ven en el hipódromo de Ludlow el 24 de octubre de 1980. Foto: APCamilla Parker Bowles y lady Diana Spencer se ven en el hipódromo de Ludlow el 24 de octubre de 1980. Foto: AP

      Rabietas y celos


      Se apoyó en un ejército de aduladores, que toleraban sus diatribas y su rechazo a cualquier clase de crítica. Ha cometido terribles errores, que hasta amenazaron su llegada al trono.

      En su larga espera de heredero al trono, Carlos debió haber contratado asesores que lo ayudaran a vencer ese abismo entre sus caprichos e impulsos y el beneficio de la razón. Pero durante esos 30 años esa consultoría no existió.

      Sus rencores, sus rabietas, como la expuesta el día de su asunción cuando la lapicera con que debía firmar goteaba, hicieron huir a sus mejores asesores o ser despedidos sin el menor miramiento, hasta con crueldad.

      El rey Carlos y Camilla, la reina consorte, en la capilla de St. George, para un servicio de pascua, en abril. Foto: APEl rey Carlos y Camilla, la reina consorte, en la capilla de St. George, para un servicio de pascua, en abril. Foto: AP

      Muchos temen que este temperamento no va a cambiar en el trono: solo podrá ser disimulado gracias a Camilla, la contenedora emocional de sus ataques de furia, celos e inseguridades.

      La advertencia del padre


      Antes del retiro de su actividad oficial, el temperamental príncipe Felipe, su padre y duque de Edimburgo, contaba a sus amigos su decisión de vivir más allá de los 95 años, en una comida en el barrio de Mayfair. La razón para él y la reina de seguir era para evitar que Carlos llegara al trono.

      “A los 91, la reina está con esplendorosa salud y puede vivir otros 10 años. Carlos va a tener solo una pequeña oportunidad de dañar la monarquía si es rey por una breve período”, dijo su padre.

      carlos

      Con su temperamento griego y alemán, el modernista duque de Edimburgo no escondía su desprecio por la visión de su hijo y sus logros. El dudaba de que Carlos, que no se adaptaba con sus ideas feudales al siglo XXI, realmente pudiera unificar la multicultural Gran Bretaña.

      Creía que su visión de terrateniente fuera de época ponía en peligro la existencia de la monarquía, su capacidad de adaptación. Carlos representaba el pasado y no el futuro.

      Charles Philip Arthur George había nacido el 14 de noviembre de 1948 en el palacio de Buckingham. El rey era su abuelo, George V y tres años después, su madre, Elizabeth II, ascendió al trono. Desde 1952 el esperó reemplazar a su mamá. Fue nominado príncipe de Gales en 1957 y su investidura se celebró en 1966.

      A diferencia de su madre y su tía Margaret, a cargo de palaciegos tutores, el fue el primero en salir del palacio para ser educado en un colegio por decisión de su padre.

      El rey Carlos III, en una imagen de septiembre de 2022. Foto: APEl rey Carlos III, en una imagen de septiembre de 2022. Foto: AP

      Fue a Cheam y luego pasó los peores años de su vida en el pensionado escocés de Gordonstoun, el espartano colegio de su padre, donde sufrió bullying. Como aspirante a jefe del Commonwealth, pasó 6 meses en el Geelong Grammar School en Victoria, en Australia. Fueron los mejores meses de su vida de estudiante.

      En la universidad de Cambridge fue el primer royal en recibirse en Bachiller en Arte, para luego servir durante 5 años en la Royal Air Force, y en la Marina. Allí perdió a Camilla, su gran amor. Ella se casó cuando él navegaba.

      Casamiento por conveniencia


      Bajo la presión de sus padres y su abuela, Carlos aceptó un matrimonio de conveniencia. Aunque estaba enamorado de Camilla Parker Bowles, ya casada entonces, aceptó como esposa a Diana Spencer, hija de una de las familias con mayor sangre azul del reino, a quien conocía de pequeña, que se enamoró del futuro rey.

      La futura reina Isabel II y su hijo Carlos, en una foto del 15 de diciembre de 1948. Foto: AFPLa futura reina Isabel II y su hijo Carlos, en una foto del 15 de diciembre de 1948. Foto: AFP

      Se casaron en la catedral de St Paul. Nació William, el próximo heredero, y Harry, el “Spare” o Suplente a la línea de la sucesión. Para Carlos fue “Misión cumplida”. Abandonó a Diana y así se inicia la famosa “guerra de los Wales”.

      Amantes mutuos, indiscreciones, encuentros a escondidas con Camilla, filtraciones de apasionadas conversaciones privadas, donde Carlos decía a Camilla: “Yo quiero ser tu Tampax”, degradaron definitivamente el matrimonio, el vínculo y especialmente, la monarquía y su misterio.

      La pareja se divorció en 1996 por decisión de la reina, luego que ambos aceptaran en entrevistas televisivas sus affaires y adulterios. El gobierno de John Major miraba la crisis desesperado.

      “Pobre Lilibet!”, dijo el entonces rey Hussein de Jordania, llamando a la reina Isabel por su sobrenombre, cuando vio el video de la entrevista del entonces príncipe Carlos admitiendo su adulterio. “La monarquía es misterio y ella lo había mantenido hasta ahora. Este idiota lo ha destruido todo”, opinó.

      Carlos y Lady Diana Spencer, en el balcón del palacio de Buckingham, después la boda el 29 de julio de 1981, Foto: APCarlos y Lady Diana Spencer, en el balcón del palacio de Buckingham, después la boda el 29 de julio de 1981, Foto: AP

      La muerte trágica de Lady Di


      Tras vacaciones en St Tropez y en un yate del dueño de Harrods en el Mediterráneo, la princesa Diana murió en un accidente automovilístico en Paris, el 31 de agosto de 1997. La acompañaba su novio de verano, Dody Al Fayed, que murió en el túnel del Alma junto al chofer, a quien oficialmente acusaron de estar borracho. Los paparazzis que la seguían a 100 metros fueron exculpados por la justicia francesa.

      Docenas de teorías conspirativas sobre la muerte de Diana, la participación de los servicios secretos británicos en su muerte, la orden del palacio de Buckingham, estuvo en discusión hasta ahora. La policía británica hizo una investigación sin culpables.

      Su mayordomo Paul Burrell publicó una nota, donde el sostenía que Diana había escrito una carta en 1995, diciendo que el príncipe Carlos estaba “planeando un accidente” en el auto de Diana, donde fallaban los frenos y ella tendría serias heridas en la cabeza”.

      Burrell fue salvado de un juicio por esconder regalos y documentos confidenciales de Diana en su casa por la reina Isabel, quien recordó que Burrell la había visitado durante 5 horas en el palacio y ella lo había autorizado a guardar esa documentación en su casa. Burrell había trabajado 5 años con la soberana. El juicio se cayó.

      La reina Isabel II y su esposo, el príncipe Felipe, ven los tributos para Lady Di, días después de su muerte, el 5 de septiembre de 1997. Foto: APLa reina Isabel II y su esposo, el príncipe Felipe, ven los tributos para Lady Di, días después de su muerte, el 5 de septiembre de 1997. Foto: AP

      En esa documentación había una grabación de Smith, un valet del actual rey Carlos, que había sido violado por el ayudante favorito del nuevo rey, Michael Fawcett. Luego relataba que había visto a Fawcett y al futuro heredero juntos, en la cama. Nunca se llegó a juicio en el 2002 pero existe la posibilidad de que el entonces príncipe haya interferido en el proceso judicial, que se detuvo automáticamente. Las hermanas Spencer quemaron docenas de cartas y materiales antes.

      “¿Su Alteza Real es bisexual?”, preguntó su secretario privado Michael Peat, encargado de la “rehabilitación” de Charlos y Camilla, a Mark Bolland, periodista de tabloide, quien fue contratado por el entonces príncipe de Gales para obtener lo imposible: ser aceptados él y Camilla como una pareja por los royals y por sus súbditos.

      Con la ayuda de Bollard, Charles consiguió lo que esperaba desde 1997. Comprometerse y casarse con Camilla Parker Bowles. La reina consintió. Fue el 8 de abril del 2005.

      Carlos fue el único royal en casarse por civil en el registro de Windsor y no en una iglesia en Inglaterra. La reina y su marido no estuvieron en la ceremonia. Ella no podía estar como jefa de la iglesia anglicana cuando Camilla era una católica. Pero se hicieron presentes luego, en la bendición del arzobispo de Canterbury y en la recepción, antes de que la soberana huyera para ver por televisión el Gran National, la carrera de caballos más importante del año.

      El casamiento fue el producto de una extraordinaria manipulación de los tabloides y de la prensa. Esa manipulación que su hijo, el príncipe Harry denunció en su libro "Spare", diciendo que filtraban historias de su vida para proteger a Camilla “en el altar de las relaciones públicas y rehabilitación” de su reputación.

      Harry fue una de las tantas victimas de su padre, en esa carrera de aceptación y para la recuperación de una popularidad perdida. Una batalla de poder entre los cortesanos del Palacio de Buckingham y la corte de Carlos se instaló y solo desapareció cuando murió su madre, la reina.

      El mito de Diana


      La aceptación de Camilla significó el lanzamiento de muchas campañas de Carlos, Bolland y la nueva esposa. Primero desmitificar a Diana, mostrándola como una histérica manipuladora. El vehículo fue el libro de la ex corresponsal real Penny Junor, que cuestionó la salud mental de la princesa.

      Luego llegó el otro sueño: que la reina Isabel II abdicara. Lo publicó la televisión británica ITV como un deseo de Charles. El comentario enfureció al palacio de Buckingham.

      Un soberano británico no puede constitucionalmente involucrase en los asuntos de gobierno. Una regla que la reina respetó en sus 74 años de reino. Pero Charles es un rey metido y rebelde. The Guardian batalló y obtuvo sus famosas cartas en tinta negra, bautizadas “Spider Letters", a los ministros con sus exigencias.

      Carlos y Diana, en una imagen de 1981, antes del escandaloso divorcio. Foto: APCarlos y Diana, en una imagen de 1981, antes del escandaloso divorcio. Foto: AP

      Esa tendencia le creó con los laboristas y con Tony Blair una fracturada relación. Pero fueron Blair y Alistair Campbell, su vocero, quienes lo salvaron del oprobio en la muerte de Diana, cuando convencieron a la reina de que debían dejar el palacio de Balmoral y homenajear a Diana en Londres. Sus súbditos estaban furiosos. La monarquía estaba al borde de la caída.

      El rey excéntrico


      Carlos no solo conversa con las plantas y es un pionero ecológico. También ama la homeopatía,la jardinería, detesta la medicina tradicional, quería imponer la herboristería en el servicio de salud británico. Comenzó un combate contra la arquitectura moderna, que lentamente se apoderaba de la City, de la mano del famoso arquitecto Sir Rogers. El experto tildó al monarca de “ignorante, privilegiado y feudal”.

      El rey deberá olvidar muchas de las costumbres que tenía como príncipe de Gales.

      Hasta ahora pasaba seis meses al año en lugares fantásticos, recluido o con amigos.

      Allí estaba su staff viajero: un mayordomo, dos valets, chef, secretario privado, tipeadores, y guardaespaldas, que viajaban entre sus cinco casas:

      En Highgrove, en Sandringham, en Balmoral, los 53.000 acres de Birkhall y el castillo de May, Dumfries House en Escocia, más su casa en Llwynwermod, en Gales y otra en el valle de Salán, en Transilvania o en imponentes yates prestados. Como rey vive en Londres en Clarence House, la casa de su abuela materna, sin mudarse al castillo de Windsor, que detesta, o al palacio de Buckingham.

      El principe de Gales baila con indígenas de Surama, Guyana, en febrero de 2000. Foto: APEl principe de Gales baila con indígenas de Surama, Guyana, en febrero de 2000. Foto: AP

      Para la reina, el Commonwealth era su organización más querida, la prolongación de su perdido imperio. Los visitaba, los escuchaba, concedía audiencia. No es el caso de Carlos: solo viajaba a Canadá, Australia y Nueva Zelandia.

      Camilla odia el calor, los viajes largos, los helicópteros, los ascensores porque es claustrofóbica y no quiere viajar a los países tropicales con frecuencia.

      Los jefes del Commonwealth no tienen paciencia con Carlos. Muchos países quieren convertirse en república y sin el soberano como jefe de estado. La institución de Isabel II puede morir con ella.

      William y Harry


      William y Harry eran inseparables hermanos porque nunca tuvieron con su padre un vínculo cercano.Un papa ausente , que cuando murió Diana, no los abrazó cuando les dio la noticia, en plena noche en el palacio de Balmoral. Ellos vivían en su pensionado de Eton y en el verano partían a África. Harry a Lesoto, a vivir con su amigo, el actual rey, o a Botswana y William a Kenia.

      Crecieron solos o con Tiggy, su nanny.

      El príncipe Carlos, la princesa Diana y sus hijos William y Harry  el 19 de agosto de 1995. Foto: AFPEl príncipe Carlos, la princesa Diana y sus hijos William y Harry el 19 de agosto de 1995. Foto: AFP

      En ese contexto y al ser más chico, Harry era más cercano a su padre. William se había alejado de su padre y acercado a la familia Middlelton, los padres de su novia Kate , de quien Charles tenía celos por su influencia y juventud .Los celos a la popularidad, aun la que podían provocar sus hijos, siempre fue una de las características del nuevo soberano.

      Pero fue el noviazgo y casamiento de Harry con Meghan lo que produjo el cisma. Una norteamericana mestiza, actriz, que creó un terremoto en el palacio, parecido al de la abdicación de Edward VIII para casarse con la divorciada Wallys Simpson .

      Wiliam y Harry rompieron su vínculo y el rey dejó a su hijo Harry sin fondos en su exilio. Las acusaciones de racismo, de autolesiones y deseos suicidas de Meghan en la corte vía una entrevista y en su documental recordaron la desesperación de la princesa Diana. El exilio en California de los duques de Sussex continúa y son los reales Royals de Montecito, con vista al mar.

      El entonces príncipe Carlos, con sus dos hijos, en una imagen de agosto del año 2000, en el balcón del Palacio de Buckingham. Foto: AFPEl entonces príncipe Carlos, con sus dos hijos, en una imagen de agosto del año 2000, en el balcón del Palacio de Buckingham. Foto: AFP

      Pero Harry acompañó solo a su padre en el día más importante de su vida: la coronación. Ni su mujer ni sus hijos Archie y Lilibet estuvieron presentes. La reconciliación entre Harry y los Royals tarda o, probablemente, no se produzca nunca. Su padre lo desalojó de Frogmore Cottage, su casa, regalo de la reina en Windsor.

      Carlos III siempre ha querido resolver el “malentendido” entre las tres fe abrahámicas: el cristianismo, el Islam y el judaísmo. Su simpatía por el Islam y la familia saudita alarma a la iglesia anglicana, de quien es el jefe. Se proponía defensor de todas las fes en su reinado.

      Pero finalmente fue convencido de que el arzobispo de Canterbury lo corone como defensor de la fe anglicana.

      Los primeros pasos


      Carlos utilizó sus primeros seis meses en el trono para reunirse con líderes religiosos de todo el país, reorganizar las residencias reales, organizar su primera visita de Estado en el extranjero y celebrar un pijama party en el Castillo de Windsor, que incluyó al entrenador del Equipo de fútbol de Inglaterra.

      El rey Carlos III durante una reunión del Consejo de Adhesión en el Palacio de St James en Londres el 10 de septiembre de 2022, para proclamarlo como el nuevo rey. Foto: AFPEl rey Carlos III durante una reunión del Consejo de Adhesión en el Palacio de St James en Londres el 10 de septiembre de 2022, para proclamarlo como el nuevo rey. Foto: AFP

      Luego estaba la gran noticia: abrió los archivos reales a los investigadores, que investigaban los vínculos de la corona con la esclavitud. La presión de las acusaciones de racismo, el fracaso de la visita de Wiliam y Kate al Caribe y las memorias del tráfico de esclavos.

      El historiador real Robert Lacey dijo: “En realidad, se convirtió en monarca más rápido de lo que la gente esperaba”.

      En su primera visita de Estado, mostró la capacidad de sacar correctamente sus R mientras alternaba entre alemán e inglés en un discurso ante el Bundestag, el Parlamento alemán. Los alemanes quedaron impresionados. Los británicos se sorprendieron.

      ¿Quién sabía que podía hablar alemán? Un secreto de familia. No estaba bien visto hablar alemán en la Gran Bretaña de posguerra y cuando la familia real Buttenberg cambió su nombre alemán por Windsor. También habla francés fluidamente.

      Su reinado será corto y en un mundo cambiante y altamente tecnologizado. El hombre que esperó toda su vida para ser rey sabe que no tiene demasiado tiempo para dejar su ADN.

      Londres, corresponsal

      PB


      Sobre la firma

      María Laura Avignolo
      María Laura Avignolo

      Corresponsal de Clarín en París. mavignolo@clarin.com

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