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      Bichos de Papel, juguetes de diseño de una emprendedora serial

      Santiagueña, Paola Gómez Olivera produce en su provincia objetos que vende en siete provincia y se apresta a exportar.

      Bichos de Papel, juguetes de diseño de una emprendedora serialPaola Gómez Olivera, creadora de Bichos de Papel.

      Paola Gómez Olivera, nacida y criada en Santiago del Estero, está a una materia de recibirse de diseñadora industrial en la Universidad Nacional de Córdoba, pero ya acumula los primeros pergaminos de una emprendedora serial: la cursada de su carrera se fue dilatando por necesidad económica, pero lo compensó colocándose al frente de sus propios proyectos. El actual es Bichos de Papel, juguetes de diseño para estimular la motricidad fina, que vende en siete provincias a dos tipos de clientes: aquellos compradores que buscan objetos de diseño y también para padres que buscan juguetes didácticos para sus hijos.

      La técnica que utiliza se llama Kirigami. A diferencia del Origami, las formas se hacen a partir de un plano con referencias como guías para doblar y cortar. “Originalmente los había pensado como juguetes didácticos, pero después supe que muchos papás de chicos con Síndrome de Asperger o trastornos del espectro autista los compraban porque, según me explicaban, los estimulaban y ayudaban a concentrarse. También muchos lo llevan para personas con Parkinson. Todo eso para mí fue revelador”, cuenta Gómez Olivera, que desde entonces vende también a través de jugueterías inclusivas y librerías. Bichos de Papel fue una de las 20 iniciativas finalistas de la edición 2019 del premio "Emprendedor del Año".

      Gómez de Olivera recuerda que en sus años de estudiante en la Universidad de Córdoba, su padre la ayudaba pagándole un alquiler y su madre todos los meses le mandaba una “cajita feliz” con comida. Aun así, dice, en más de una ocasión tuvo que abandonar los estudios para ponerse a trabajar. En 2010, cuando terminó de cursar, recuerda, sus amigos de la facultad la ayudaron vendiendo empanadas para pagar su alquiler y algunos profesores accedieron a tomarle examen antes de fecha, para que pudiera ahorrar el pago de la renta. Terminó la cursada, pero otra vez, las urgencias económicas hicieron que no pudiera presentar la tesis por lo que perdió las últimas tres materias, que finalmente retomó este año.

      Entre aquellas idas y vueltas, tuvo su primer emprendimiento: el centro de estudiantes le había pagado un curso de producción de calzado, con la condición de que ella luego lo compartiera con otros. “Hoy hay más de 30 proyectos de calzado funcionando en Santiago del Estero, de personas que se han formado conmigo”, asegura. Gómez Olivera llegó a participar en la feria Puro Diseño representando a su provincia con su calzado. Pero dice que cuando quiso transformar el emprendimiento en algo más comercial, chocó con los gustos más clásicos de Santiago, y lo abandonó.

      En 2013, con las ganas de volver a estar en Puro Diseño, desempolvó un proyecto de la facultad que fue el origen de su actual emprendimiento. “En 2013, para volver a Puro Diseño presenté lo que en ese entonces sólo había sido un trabajo de Morfología para la facultad. Quedé seleccionada y viajé con mis mulitas, tortugas, lechuzas y peces dorados de papel, autóctonos de Santiago del Estero, el comienzo de lo que hoy es Bichos de Papel. Para mi sorpresa, vendí un montón”, recuerda.

      Paola Gómez Olivera y sus juguetes Bichos de Papel, creados para estimular la motricidad fina.Paola Gómez Olivera y sus juguetes Bichos de Papel, creados para estimular la motricidad fina.

      De regreso en Santiago, volvió el choque cultural: en las jugueterías locales le dijeron no. De su incursión por Buenos Aires le había quedado una clienta que tenía un local de objetos de diseño, de modo que apuntó a ese otro mercado. Desde entonces no paró de vender: hoy tiene ocho líneas con un total de 29 animales. Para chicos ciegos también tiene una línea de animales con una textura indicativa para que puedan identificar dónde doblar el papel.

      Actualmente, gracias a un financiamiento del PAC Emprendedor del Ministerio de Producción de la Nación, accedió a $ 169.000 para comprar una impresora láser industrial, con una capacitad productiva de 3.000 unidades por semana. Vende en siete provincias a través de alrededor de 17 puntos de venta y dice que le están llegando pedidos del exterior, tanto de la región como de Europa y Estados Unidos.

      Publicado en Revista Pymes.


      Sobre la firma

      Laura Andahazi Kasnya

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