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      De Flores a Suecia: el atleta que vive en una “mansión” de barrio y busca cumplir su sueño mundial

      • Hace 28 años que se mudó al edificio centenario, en el que colabora con el mantenimiento.
      • Dedicó su vida al atletismo, y a los 75 años tiene una meta más que alcanzar.

      De Flores a Suecia: el atleta que vive en una "mansión" de barrio y busca cumplir su sueño mundialEduardo Santomil vive en La Mansión de Flores y quiere cumplir su sueño mundial. Foto: Luciano Thieberger.

      “Los imponderables nunca se saben, pero yo sé lo que valgo” es una de las frases que reflejan el espíritu de Eduardo Santomil, el vecino de la Mansión de Flores que tiene 75 años, es jubilado y lleva con él un sueño que está a cuatro meses de concretarse: participará del Mundial de Atletismo para Veteranos 2024, que se hará en Gotemburgo, Suecia. En diálogo con Clarín, el atleta máster, nombrado en 2022 como Personalidad Destacada de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en el ámbito deportivo, cuenta cómo se prepara para ese evento y cuáles son los mayores desafíos en el camino hasta la meta.

      Eduardo corre desde que tiene memoria. Es la pasión de su vida y la convirtió en un trabajo que se toma con mucha seriedad y dedicación desde hace 52 años. Hace 28 se mudó desde Villa Bosch para vivir junto a su pareja en la histórica Mansión Popular de Flores (Yerbal, entre Caracas y Gavilán), una obra del arquitecto Fermín Bereterbide inspirada en las viviendas populares europeas que festejó su centenario en enero de este año.

      Ese lugar lleno de pérgolas, jardines, senderos y bancos está compuesto por 5 cuerpos de 3 pisos y 102 departamentos de 3, 4 y 5 ambientes. Eduardo tiene lugar para hacer actividad física también en los espacios al aire libre. Incluso, cuenta, llegó a colaborar con el cuidado de las plantas y el mantenimiento del edificio.

      Desde ahí sale todos los días para correr en la pista de atletismo de Parque Chacabuco: tiene el foco puesto en lo que pasará en agosto, cuando viaje a Suecia para competir contra corredores de otros países del mundo en la World Masters Athletics Championships (WMAC), un campeonato de atletismo celebrado cada dos años para atletas mayores de 35.

      “En un principio, el hecho de ir a Gotemburgo fue bastante conflictivo por lo económico. Había aparecido una nota mía en Flores de Papel (diario del barrio de Flores) en donde contaba mi historia y agregaba mi CVU para que la gente que quisiera pudiera colaborar con los gastos del viaje, pero no se recaudó nada. Finalmente, por una cuestión de amistad, alguien me dijo ‘si dejás pasar más el tiempo el pasaje va a seguir aumentando, te lo compro yo’, le dije a esa persona que no tenía todo el dinero para pagarle y me respondió ‘no te hagas problema, después me lo vas pagando por mes’”, relata Eduardo.

      Eduardo Santomil, el atleta máster argentino que vive en la Mansión de Flores y viajará a Suecia para competir en el Mundial de Atletismo. Eduardo Santomil, el atleta máster argentino que vive en la Mansión de Flores y viajará a Suecia para competir en el Mundial de Atletismo.

      Dice que, por el momento, lo que tiene asegurado es el viaje, la inscripción al torneo que se hace en euros, y nada más. Tiene que resolver, todavía, los gastos de mantenimiento que se le van a ir presentando una vez que llegue a Suecia, sobre todo la comida y los viajes internos para moverse. El alojamiento lo pudo resolver gracias a la ayuda de un argentino que vive en Estocolmo y que lo recibirá en su casa.

      Eduardo Santomil, en la Mansión de Flores, un edificio centenario que es un ícono del barrio. Eduardo Santomil, en la Mansión de Flores, un edificio centenario que es un ícono del barrio.

      “Yo acepté con la condición de pagar todos mis gastos, pero voy a tener que ver cómo hacer para ir desde ahí hasta Gotemburgo, porque son 400 kilómetros. Hay un tren que es rápido, que en cuatro horas está, pero es otro gasto que no tenía previsto. No es que yo me voy de fiesta, pero la realidad es que los gastos son en euros y es duro. Nosotros, los veteranos, somos los que más estamos a la deriva”, sostiene Santomil.

      La mansión de Flores, un edificio de cien años que es un ícono en el barrio. Foto: Luciano Thieberger.La mansión de Flores, un edificio de cien años que es un ícono en el barrio. Foto: Luciano Thieberger.

      No es la primera vez que Eduardo participa de un mundial, tiene de experiencia el de Málaga (España) en 2018. En ese, no pudo desempeñarse de la mejor manera porque arrastraba una lesión en una de sus piernas. Esta vez, en Suecia, quiere romper dos récords en la pista: los 800 y los 1500 metros.

      “Es impresionante encontrarte con todas las camisetas del mundo. En Málaga me tocó competir en la final de 1.500 metros. A mi alrededor tenía un montón de camisetas, yo veía llegar los contingentes de los países más importantes y había todo un circo armado alrededor de los atletas. Y yo estaba solito con mi mochilita. Nosotros somos de tercer mundo en el atletismo, a nivel de federados pasa igual, imaginate el máster, algunos no saben ni que existimos. A nivel Sudamérica estamos bastante desplazados porque no hay fin de lucro, entonces cuando no hay compromisos, no hay solución”, detalla.

      La Mansión de Flores, un edificio de cien años que es un ícono en el barrio. Foto: Luciano ThiebergerLa Mansión de Flores, un edificio de cien años que es un ícono en el barrio. Foto: Luciano Thieberger

      Remarca que tiene “un buen currículum” de cara a la competencia que se le viene: “Yo tengo registrados mis tiempos en la World Master Athletics, en donde todo el mundo envía sus tiempos, y es legal. Yo informé todos mis datos, pero lo interesante es que cuando terminó el 2023, quedé primero en 1.500 metros en Sudamérica y después en el mundo quedé cuarto en 1.500 metros, en categoría actual, 75-79 años”,

      Eduardo llega a los últimos meses con varios logros. En noviembre de 2023, la Confederación de Atletas Máster de la República Argentina (CAMRA) le otorgó los diplomas por récord en milla urbana (categoría 75-79) y por 1500 metros llanos (categoría 75-79).

      Eduardo Santomil, el atleta máster argentino que vive en la Mansión de Flores y viajará a Suecia para competir en el Mundial de Atletismo. 
Foto: Luciano Thieberger.Eduardo Santomil, el atleta máster argentino que vive en la Mansión de Flores y viajará a Suecia para competir en el Mundial de Atletismo. Foto: Luciano Thieberger.

      La misma confederación le dio el reconocimiento en marzo 2024 “por lograr el Récord Nacional y Sudamericano Máster en 1.500 metros categoría 75 con un registro de 5.38.07 realizado el 9 de marzo de 2024 en Capital Federal, en el Torneo organizado por la Federación Atlética Metropolitana”.

      Luego de atravesar un reposo por dengue, el atleta máster comenzó a prepararse desde principios de abril junto a sus entrenadores Abel Córdoba y Claudia Otero, de la Agrupación Atlética Los Ñandúes. Calcula que semanalmente hace entre 70 y 80 kilómetros en la pista de Parque Chacabuco: “Me quedó una falencia en la parte respiratoria, algo parecido a lo que me pasó cuando tuve coronavirus, pero no es tan grave. Ahora tengo que tener paciencia y esperar que nuevamente el organismo responda”.

      El empeño del atleta

      Este jubilado de 75 años, que vivió su vida entre el deporte y su profesión como analista de sistemas, siempre mostró sumo interés en todo lo que estuviese relacionado con la Ciudad de Buenos Aires. Incluso, durante los últimos años se desempeñó como auditor ad honorem para controlar los trabajos que se realizaban en las pistas del Parque Chacabuco.

      La Mansión de Flores, un edificio de cien años que es un ícono en el barrio. Foto: Luciano ThiebergerLa Mansión de Flores, un edificio de cien años que es un ícono en el barrio. Foto: Luciano Thieberger

      Por su compromiso, el 23 de junio de 2022 la Legislatura Porteña le otorgó el diploma que lo declaró Personalidad Destacada de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en el ámbito del deporte.

      “Los sueños son reales si uno quiere que lo sean. Espero que los jóvenes se den cuenta de que ponerse metas lógicas hace que uno pueda vivir el sueño. El atletismo me hace sentir y verme joven, a pesar de la edad. Nadie me da la edad que tengo. Y para la gente que dice 'mi mejor momento ya pasó' le digo que no, mi mejor momento deportivo fue a los 38. No hay edad para nada. Todo es cuestión de cuidarse; yo me cuido mucho en la parte saludable, no dejo de ir a los médicos, me hago los controles anuales. Es decir, primero que nada, si uno quiere llegar, tiene que estar bien, sino no funciona”, concluye.

      SC


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      Malena Nazareth Martos
      Malena Nazareth Martos

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