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¿Cómo estás?

Es una suerte ir al cine y sorprenderse en la oscuridad de la sala con el descubrimiento de algo insólito o hilarante. Un poco de esa sensación encontré el fin de semana pasado cuando vi Después de un buen día, que se estrenó en el Festival Internacional de Cine Independiente BAFICI. El documental dirigido por Néstor Frenkel habla sobre la que fue denominada “la mejor peor película del cine argentino”.

La película en cuestión es Un buen día, dirigida por Nicolás del Boca y escrita por Enrique Torres -la dupla que creó las telenovelas más icónicas de los 90-. La película que es un drama romántico plagado de clichés, diálogos autoconscientes y llantos que provocan vergüenza ajena, cuando no pura incredulidad. La película que recibió reseñas como: “un atentado cinematográfico”; “un orgasmo del alma” y “hay buen cine y hay Un Buen día”. La película que se estrenó en 2010 y no logró llenar la sala ni siquiera en su avant premier. También es la película que provocó un efecto impensado.

Un buen día, más y más gente empezó a ver Un buen día. No una, no dos, sino decenas de veces, maravillados entre el desconcierto y la obsesión. Se armó un grupo fans que rindió un homenaje desproporcionado a la obra fallida. Se organizaron fiestas en su honor. Se analizó cada escena hasta el hartazgo. Se hizo una película sobre la película. Y luego vino la película (de Frenkel) sobre la película y la otra película. Una verdadera resurrección.

En ese encuentro de afinidades díscolas entre un grupo de nerds cinéfilos, un guionista de telenovelas exitosas y un documentalista independiente, es donde sucede lo verdaderamente insólito. El guionista habla de su mayor fracaso. Los fans proyectan sin reservas su adoración por un placer culposo. El documentalista muestra esa relación amorosa sin rastro de ironía. La mejor de las películas sentiría envidia.

Estas son las notas que elegí para vos.

Que tengas un gran fin de semana.